Josean Olaskoaga, más conocido como “aizperro”, nació en 1974 en Orio. Es albañil, remero y entrenador, y ha estado en los equipos de Bermeo, Hondarribia, Orio, Portugalete y San Pedro.
Nació en el caserío, y conoce muy bien la vida de allí. Vivió con sus padres y con sus 4 hermanos, dos chicos y dos chicas. De pequeño, era un chico grande y fuerte, y ayudaba a recoger manzanas, dar comida a los ganados, cortar hierba… Le gustaba mucho el deporte, pero como había mucho trabajo en casa, no tenía tiempo para ir a jugar con los amigos, y por eso estaba gordo. Muchas veces, como el caserío estaba un poco apartado del pueblo, cuando iba al colegio llevaba un bocadillo y una botella de sidra en la mochila. Se lo bebía con su hermano en un rincón del frontón y luego volvían juntos. Como antes he dicho, era gordo, y como tenían que subir en bicicleta, su hermano le dejaba atrás. Llegaba al unos diez minutos más tarde que su hermano y llegaba muy cansado.
Cuando cortaban hierba en verano, le ayudaban a su tío a hacer los fardos. Un día, cuando su hermano y él le estaban ayudando al tío, al hermano mayor se le ocurrió la maravillosa idea de sacudir un poco el fardo mientras el tío estaba arriba. El tío, al sacudir el fardo, casi se cayó de boca y enfadado, cogió un palo y empezó a correr detrás de ellos. El hermano mayor, como era àgil, se escapó pero Josean no pudo escapar. Tuvo que coger lo que no está escrito pero no se enfadó con su hermano.
Mientras que iba madurando, adelgazó un poco pero todavía le sobraban algunos kilos. Con dieciséis diecisiete años empezó a andar en “aizkora” y no era nada malo. Ganó muchas competiciones para su corta experiencia y llegó en poco tiempo a la segunda división. Pero en esos momentos, “Korta”, un ídolo en remo, estaba buscando gente de caserío con “casta”, y uno de los elegidos fue Josean. Josean le dijo que sí y empezó a entrenar a remar. “Korta” era muy estricto y como no remaba muy bien los primeros días, le decía las de dios, pero gracias a ello aprendió muy rápido. Todos empezaron a llamarle con el apodo “aizperro” y se hizo conocido en remo por ese nombre. Una vez que empezó a hacer buenas marcas en las máquinas, decidió dejar la “aizkora” y apostó por el remo, y le salió muy bien. Tan pronto como un mes, adelgazó un montón y se puso en muy buena forma.
Conoció a una mujer que también andaba en remo y empezó a salir con ella. La mujer era rubia y alta, y aparte de remera, era médico. Estuvieron saliendo muchos años y en 2003 se casaron en la ermita de San Martín, en un día soleado.
Josean fue creciendo en el mundo del remo en los otros equipos pero volvió a casa.La última bandera de la Kontxa que consiguió la embarcación de Orio fue en 2007, cuando “Aizperro” estaba al mando. Ese día, aunque ya había jugado muchas regatas de la Kontxa, estaba nervioso. Para él era una responsabilidad muy grande elegir quienes iban a remar y quienes se iban a quedar fuera, pero por suerte, eligió bien y trajo la bandera a Orio.
El año siguiente nació su primera hija y una vez que creció, tuvieron otra en 2011. Pero fue justo entonces cuando su vida cambió de golpe. En 2013, su pareja decidió no seguir con él y lo pasó muy mal. No se lo podía creer y no salía de su habitación si no era para comer con la familia. Intentaba pensar que todo era un sueño pero no lo era. A medida que el tiempo fue pasando, fue superándolo, e intentaba pasar todo el tiempo libre que tenía con sus dos hijas.
Actualmente, ha dejado el remo a un lado, y a decidido disfrutar de la vida junto a sus dos hijas, sus dos princesas.
Nació en el caserío, y conoce muy bien la vida de allí. Vivió con sus padres y con sus 4 hermanos, dos chicos y dos chicas. De pequeño, era un chico grande y fuerte, y ayudaba a recoger manzanas, dar comida a los ganados, cortar hierba… Le gustaba mucho el deporte, pero como había mucho trabajo en casa, no tenía tiempo para ir a jugar con los amigos, y por eso estaba gordo. Muchas veces, como el caserío estaba un poco apartado del pueblo, cuando iba al colegio llevaba un bocadillo y una botella de sidra en la mochila. Se lo bebía con su hermano en un rincón del frontón y luego volvían juntos. Como antes he dicho, era gordo, y como tenían que subir en bicicleta, su hermano le dejaba atrás. Llegaba al unos diez minutos más tarde que su hermano y llegaba muy cansado.
Cuando cortaban hierba en verano, le ayudaban a su tío a hacer los fardos. Un día, cuando su hermano y él le estaban ayudando al tío, al hermano mayor se le ocurrió la maravillosa idea de sacudir un poco el fardo mientras el tío estaba arriba. El tío, al sacudir el fardo, casi se cayó de boca y enfadado, cogió un palo y empezó a correr detrás de ellos. El hermano mayor, como era àgil, se escapó pero Josean no pudo escapar. Tuvo que coger lo que no está escrito pero no se enfadó con su hermano.
Mientras que iba madurando, adelgazó un poco pero todavía le sobraban algunos kilos. Con dieciséis diecisiete años empezó a andar en “aizkora” y no era nada malo. Ganó muchas competiciones para su corta experiencia y llegó en poco tiempo a la segunda división. Pero en esos momentos, “Korta”, un ídolo en remo, estaba buscando gente de caserío con “casta”, y uno de los elegidos fue Josean. Josean le dijo que sí y empezó a entrenar a remar. “Korta” era muy estricto y como no remaba muy bien los primeros días, le decía las de dios, pero gracias a ello aprendió muy rápido. Todos empezaron a llamarle con el apodo “aizperro” y se hizo conocido en remo por ese nombre. Una vez que empezó a hacer buenas marcas en las máquinas, decidió dejar la “aizkora” y apostó por el remo, y le salió muy bien. Tan pronto como un mes, adelgazó un montón y se puso en muy buena forma.
Conoció a una mujer que también andaba en remo y empezó a salir con ella. La mujer era rubia y alta, y aparte de remera, era médico. Estuvieron saliendo muchos años y en 2003 se casaron en la ermita de San Martín, en un día soleado.
Josean fue creciendo en el mundo del remo en los otros equipos pero volvió a casa.La última bandera de la Kontxa que consiguió la embarcación de Orio fue en 2007, cuando “Aizperro” estaba al mando. Ese día, aunque ya había jugado muchas regatas de la Kontxa, estaba nervioso. Para él era una responsabilidad muy grande elegir quienes iban a remar y quienes se iban a quedar fuera, pero por suerte, eligió bien y trajo la bandera a Orio.
El año siguiente nació su primera hija y una vez que creció, tuvieron otra en 2011. Pero fue justo entonces cuando su vida cambió de golpe. En 2013, su pareja decidió no seguir con él y lo pasó muy mal. No se lo podía creer y no salía de su habitación si no era para comer con la familia. Intentaba pensar que todo era un sueño pero no lo era. A medida que el tiempo fue pasando, fue superándolo, e intentaba pasar todo el tiempo libre que tenía con sus dos hijas.
Actualmente, ha dejado el remo a un lado, y a decidido disfrutar de la vida junto a sus dos hijas, sus dos princesas.